Originalmente construido como fortaleza, el Alcázar también ha servido como palacio real, prisión de estado y academia militar. Su diseño único, que combina estilos arquitectónicos como el gótico, mudéjar y renacentista, lo hace parecer un castillo de cuento de hadas. Además, fue residencia de 22 reyes de Castilla y testigo de eventos históricos, como la proclamación de Isabel la Católica como reina en 1474.
Su imagen ha dado la vuelta al mundo: un singular castillo con apariencia de palacio de cuento de hadas, que aglutina gustos arquitectónicos de distintos monarcas y relata historias palaciegas a todos aquellos que se acercan a conocerlo. Austero, como lo eran los reyes castellanos, elevado sobre la roca en la confluencia de los valles del Eresma y el Clamores, parece guardar la ciudad.
Su bella Torre del Homenaje, a menudo comparada con la proa de un barco navegando entre los ríos, es de una belleza impresionante. Los turistas comprueban admirados que la fortaleza forma una parte viva de esta ciudad castellana, elegida como lugar de residencia por muchos de los monarcas de la dinastía Trastámara.
Los orígenes
Es probable que la fortificación existiese ya en tiempos de la dominación romana, pues se han encontrado sillares de granito análogos a los del Acueducto.Hacia 1120, sobre el extremo occidental de la roca en que se asienta la ciudad, se edificó un barrio al servicio de los canónigos de la catedral de Santa María, conocido como “las Canonjías”. En el acta de donación de los terrenos por el Concejo al Obispo es donde se menciona, por primera vez, a nuestra fortaleza, más exactamente al “vallum oppidi”, o empalizada, que defendía a la ciudad por el lado oriental.
Pocos años después, entre 1124 y 1139, se registran en la documentación las palabras “castillo de Segovia” y “Alcaçar”, término éste que alude a su condición de fortaleza y residencia regia y que llegará hasta nuestros días.
El rey Alfonso X “el Sabio” convocó Cortes en 1256, las primeras que tuvieron lugar en el Alcázar.

El Palacio
Las actuaciones de remodelación, ampliación y decoración del Alcázar, que se iniciaron con Catalina de Lancaster en 1412 y que alcanzarían su apogeo durante el reinado de Enrique IV, hicieron del mismo un edificio admirado por cuantos viajeros llegaban al mismo.El Alcázar había pasado de su estricta función militar a ser un edificio institucional donde se custodiaba el tesoro regio, el archivo del reino y la armería real. Este cambio tomará forma en la decoración de diversas estancias.
Por lo que atañe al archivo, fueron Juan II y Enrique IV quienes, en verdad, comenzaron de forma sistemática la tarea de salvaguardar la documentación histórica. Consta que, en 1437, Juan II ordenaba trasladar al Alcázar diversos registros “al mi archivo de la cibdad de Segovia”, lo que supone la existencia de uno de los primeros archivos reales de Castilla.
Fue durante los reinados de Juan II (1406-1454) y de su hijo Enrique IV (1454-1474) cuando el Alcázar llega a su cima, tanto por el papel desempeñado en el complejo juego político de aquellos turbulentos años como por la activa vida cultural que en él tuvo lugar y su espléndida decoración.
La proclamación de Isabel de Castilla en 1474, acontecimiento trascendental en la historia de España, quedará para siempre vinculado al Alcázar, en una de cuyas salas se rememora mediante la pintura del artista Muñoz de Pablos.
La Casa de Austria (1516-1621) apenas utilizará el edificio. No obstante, aún jugará un papel relevante en dos momentos: la Guerra de las Comunidades (1520-21) y la boda de Felipe II con Ana de Austria (1570).
El Alcázar se utilizó después como prisión de Estado, siendo está su función, de forma casi exclusiva, durante los reinados de Felipe IV y Carlos II.

Real Colegio de Artillería
En 1762 Carlos III fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería, cuyo primer Director fue el conde Félix Gazzola. El Colegió quedó instalado el 16 de mayo de 1764 y permaneció en el Alcázar, con leves paréntesis, hasta el 6 de marzo de 1862, día en el que un incendio destruyó las techumbres e interior del Alcázar y la mayor parte de los tesoros que encerraba en su archivo, biblioteca, gabinetes, etc. A partir de esta fecha el Colegio, luego Academia de Artillería, pasó al Convento de San Francisco de Segovia.Este centro docente se convirtió muy pronto en un referente, y el mejor y más perfecto exponente de la enseñanza militar ilustrada.
En febrero de 1792, como un gabinete más del centro docente artillero, se inauguró un gran laboratorio de química en un edificio muy próximo al Alcázar (Casa de la Química). Al frente del laboratorio se incorporó el científico mejor pagado de la Ilustración Española, el químico Luis Proust, quien solicitó una infraestructura, aparataje y medios tales que él mismo, en su lección de apertura del Laboratorio lo definió como “el mejor de Europa” en su género.
El objetivo de la puesta en marcha de este laboratorio era completar el plan de estudios de los Cadetes con un gabinete en el que se les facilitara el estudio de la historia natural y de la química, especialmente de la metalúrgica. En este laboratorio realizó el químico francés sus investigaciones, cerrando la formulación de la Ley de las Proporciones Definidas.

En la actualidad
En 1898 se instaló en la primera planta del edificio el Archivo General Militar, que actualmente continúa en el Alcázar.Por Decreto de 18 de enero de 1951 se crea el Patronato del Alcázar de Segovia con la misión de regular la utilización del edificio y sus anexos en beneficio del acervo cultural; velar por la conservación, entretenimiento y protección artística del monumento; y fomentar que el público pueda disfrutar de un “Museo del Alcázar de Segovia” que sea un archivo de recuerdos para conservar la memoria de su triple aspecto de Alcázar Regio, Recinto Militar y Real Colegio de Artillería.


2 – Sala de la Chimenea
3 – Sala del Solio
4 – Sala de la Galera
5 – Sala de las Piñas
6 – Cámara Regia
7 – Sala de Reyes
8 – Sala del Cordón
9 – Capilla
10 – Sala de Armas
Sala de Ajimeces
Esta sala es la contigua al Patio de Honor, en el lado que mira al Eresma. Es de planta rectangular y mide 22 m. de larga y 7,20 m. de ancha. Lo que más sobresale en ella son sus cuatro ventanales geminados, que hasta el Siglo XIV, en el término de la segunda fase de ampliación por Alfonso VIII, daban a una terraza que actualmente es la Sala de la Galera, cubierta después por los Reyes Católicos, y gemelas de la de Ajimeces. La Sala de Ajimeces sería la principal del antiguo Alcazar.Unas escaleras arrancan de esta Sala y bajan a las inmediaciones del río Eresma, en lo más profundo de la roca, comunicando con la bodegas del lado Norte, a las que también se puede llegar por la puerta del zaguán de entrada al Alcázar.
Es curioso, pero esta Sala no se ha tomado nunca como habitación real, o por lo menos así lo parece, pues ningún escritor habla de ella en sus crónicas.
Cuatro paveses de madera y chapa, con las armas de Castilla adornan el lateral contiguo a la sala de la Galera. Hay dos caballos con sus jinetes cubiertos de hierro, lanzas en ristres y monturas engualdrapadas; nueve caballeros con sus armaduras, tres de estilo alemán (las armaduras de estilo alemán se distinguen porque en la parte anterior del pie forman un pico muy acusado; en las armaduras españolas esta junta se reduce a un redondeado), cuatro de guardia y dos normales de lucha, de los que ocho son abiertos de a caballo, rodean esta Sala. Cuatro alabardas vigilan las dos puertas, dos de ellas con el epígrafe de Fernando VII y las otras dos con fecha de 1816. El zócalo que adorna esta Sala tiene una altura de un metro y algunos centímetros, y está formado por lacerías y figuras de aves y trazado morisco (de esta lacerías dice el Marqués de Lozoya que son pinturas moriscas y curiosos grafitos. Sin duda es un buen testimonio de las influencias del arte hispánico-árabe en Segovia). El techo de la sala está formado por vigas de madera paralelas a lo ancho con muy poca decoración, únicamente forradas de marquetería. Hay una puerta en esta Sala, enfrente de la de entrada que comunica con la Sala de la Galera.
Sala de la Chimenea
Se entra en ella por la Sala de Ajimeces y es también conocida con el nombre de Sala de Felipe II. Está construída en el Siglo XVI y su elemento principal es la chimenea, que le da el nombre, muy bien decorada, con un bello escudo de España y dos morillos en hierro forjado con alguna borla; toda la chimenea está labrada en granito, excepto el escudo. En el centro de la Sala hay una mesa de un metro de ancho y cuatro metros de largo, rodeada de once sillas forradas de terciopelo. También hay un tapiz flamenco de 3m. por 6m. y los siguientes cuadros:Hay que destacar un ventanal con salida al zaguán de entrada, donde hay un brasero del Siglo XVI y un secreter labrado en madera. El friso de esta Sala está formado por azulejos de Talavera de la Reina. El techo de artesonado. Dicha Sala es de planta cuadrada y mide 6,8m. de lado.
Sala del Solio
Obra de D. Enrique IV en el año 1.456 (Según Avrial y Flores en su obra donde copió y descubrió todas las lápidas que existen en la mayoría de las Salas donde se indican el año exacto de su construcción y el regente que la mandó realizar). Se la llama también Sala del Trono y contiene el artesonado más valioso de todo el Alcázar, rodeado de espirales de piedra caliza, de forma convexa, labrado en madera y bañado en oro; ha sido comparado en innumerables ocasiones con los no menos bellos artesanados de la Iglesia de Santa Antonio el Real, dato que no demuestra la curiosa afición o tendencia de dicho Rey hacia los artesonados, pues la iglesia citada data de la misma época. Su techo es octogonal y conserva contraste de colores rojo y gris. El trono está compuesto por dos piezas labradas en madera y a sus espaldas reluce un gran escudo con todos los reinos de España, cubierto con el águila de San Juan forman parte de un tapiz con un toldo donde se lee la famosa inscripción bordada: «Tanto monta, monta tanto».Una vidriera de grandes dimensiones adorna uno de los laterales, representado al Rey D. Enrique. Tres cuadros adornan las paredes de la Sala:
Una puerta de tendencias árabes, que dibujó en su albúm el pintor e historiador Avrial y Flores, cubre todo un lateral, donde hay dos alabardas de 1892, fabricadas en Toledo y otras dos con el epígrafe de Alfonso XIII.
Esta sala también era llamada «Sala del Pabellón», tiene planta cuadrada, como la de la chimenea y mide ocho metros de lado; fue trazada con planos y construída por el árabe Xadel Alcalde. Sobre esta Sala hay cuentas en el Archivo del Alcázar, publicadas por Góngora, en su «Descripción», (dichas cuentas, que descubre Góngora en un misterioso «Archivo del Alcázar», no se han podido encontrar, ni en el Archivo General Militar, ni en ningún otro archivo de Segovia; debieron desaparecer a raíz del incendio de 1862), que se refieren a época anterior al incendio:
«Costo del Solio: 54.572 reales, 26 maravedís. La alfombra, 2.225 reales, las dos sillas, 27.797 reales, 17 maravedís, el retrato 12.000 reales y el marco 6.954 reales».
Esta es la primera y la más al Levante de la crujía del Norte, sobre la escarpada ribera del Eresma (según palabras textuales de D. Elías Tormo y Monzó, en un comentario al Album de Avrial).
Sala de la Galera
Obra de la Reina Dª. Catalina, en 1412 (por la lápida que descubrió Avrial en uno de sus muros). Esta Sala es la gemela de la Sala de Ajimeces y es la que formaba la Terraza sobre el Eresma; los cuatro ventanales, geminados de la Sala de Ajimeces comunican con esta Sala. Otro ventanal, en lateral opuesto formado por una cristalera que representa la figura de la cara de un monje, y otras dos de D. Enrique, D. Alfonso, D. Juan y D. Enrique III, en la primera y de D. Enrique II en la segunda, se abren al Eresma. El techo de esta Sala, de vigas de madera paralelas sin decorar, está rodeado de 19 escudos castellanos; también hay seis armaduras de a caballo. Un fresco adorna el lateral, lindante con la Sala de las Piñas, contigua a ésta, representando la coronación de Isabel la Católica, de Carlos Muñoz de Pablos de 8 m. por 4m., que recuerda las modernas obras de Vázquez Díaz. Hay una tabla de homenaje al descubrimiento de América.Dos capiteles románicos, bastante antiguos, en cinco piezas cada uno, con sus columnas, adornan un lateral de esta Sala, constituyendo, con restos de pinturas o lacerías, descubiertas recientemente, la importante labor de arqueología realizada en esta sala. Hay también dos tapices decorando sus paredes. Un detalle a destacar es que también existen escorias, como alrededor de todo el Alcázar, dato que nos confirma la utilización como terraza de esta estancia. El techo estaba formado por un rico artesonado en forma de galera (barco que tiene el casco en forma de quilla), restaurado a partir del incendio de 1862, antes del cual dicho artesonado debió tener un mayor valor artístico. Esta Sala tiene 20 metros de larga y 8 metros de ancha y es de planta rectangular.
Sala de las Piñas
Es la estancia contigua a la Sala de la Galera y fue obra de D. Enrique, en 1451. Son 392 piñas las que decoran el techo de la Sala y la dan el nombre, talladas en oro y azul. Los cuadros que decoran los muros de esta Sala, son:Dos tapices flamencos, friso rojo y ocho escudos de Castilla, en la parte alta adornan los demás laterales. También hay un secreter y un par de baúles forrados de marfil y madera. Esta Sala tiene 8 metros de lado, con planta cuadrada, un poco deformada por el lado contiguo a la Sala de la Galera.
Dormitorio del Rey
Esta sala es la contigua a la Sala de Ajimeces, pero en el itinerario turístico no se llega a ella por dicha sala sino por la de las Piñas. En esta Sala hay una cama rodeada por un toldo o tapiz rojo de 3 metros por 2 metros. La colcha de la cama está bordada en oro, haciendo filigranas con motivos heráldicos. Una puerta mudéjar muy bonita adorna un lateral junto con un sillón de madera y tres escudos en la parte más alta. El techo está totalmente cubierto de contrachapado en marquetería. Un secreter labrado en madera se encuentra al lado de la cama. No hay cuadros en esta Sala. Una ventana formada por una cristalera sencilla da luz a esta Sala. Destacamos también un bonito baúl labrado en madera y una silla labrada en marquetería con incrustaciones de marfil, de la que se dice que fue la preferida de Isabel La Católica. Hay repartidos por esta Sala, en la parte alta de sus cuatro laterales 32 escudos de los reinos de España; esta Sala es de planta cuadrada con 6,8 metros de lado.Sala de Reyes
Se llega a esta Sala por la Sala de las Piñas o por la del Dormitorio del Rey. Obra empezada por Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII y acabada por Felipe II, en 1596. Se llama esta Sala así porque en ella existen 56 estatuas (estos Reyes se limitan a reinar únicamente en Castilla, desde las épocas de la Reconquista hasta los Reyes Católicos, incluso alguno posterior. Los Condes que se pueden destacar son El Cid y Fernán González), de 52 Reyes españoles y 4 de sus Condes más representativos. 34 de estas estatuas las mandó hacer Alfonso X, 10, Enrique IV, y el resto Felipe II. Hasta el incendio producido la noche del 6 al 7 de marzo de 1862, dicen viejas crónicas que estas estatuas eran de oro, siendo después reconstruídas en yeso, estado en el que se encuentran hoy; son estatuas de cuerpo entero y aunque la escultura no es tan primorosa como la que hacen ya muchos autores, es muy digna de admiración, la majestad con que están representados nuestros Reyes, sus armaduras y sus trajes. Esta Sala es de planta rectangular y tiene 16 metros de larga por 12 metros de ancha. Tiene dos balcones al Eresma, uno de dos cuerpos y otro individual; por el primero es por donde ocurrió la desgracia del príncipe D. Pedro, de manos de su ama. El infante está hoy enterrado en la Capilla de Sta. Catalina bajo la Torre de la Catedral de Segovia, en un sepulcro de forma rectangular sobre el cual hay una escultura de dicho infante. En el balcón está señalado con una cruz el lugar exacto del suceso. También hay en esta sala una mesa de madera de 6 metros de larga por 3 metros de ancha, con seis sillas alrededor, que nos evoca que esta Sala servía para reuniones o recepciones de los Caballeros con el Rey. El techo de la Sala tiene forma de casco de barco y está compuesto por cientos de hexágonos regulares, labrados en madera, policromados con diversos colores y unidos entre sí por rombos.Sala del Cordón
Obra de D. Enrique IV en 1458. Rodea esta Sala un cordoncito labrado en madera que le da el nombre; según la leyenda vivió en esta Sala algún monje y se hizo colocar este cordón en su memoria.El techo consta de muchas formas cuadradas con variedad de adornos en todos los espacios. En la parte alta de la pared encima del cordón, hay caballos, perros, fieras, aves, etc. dibujados, de talla y colorido muy variados. Hay en los laterales, hasta la altura del cordón, un friso rojo. Esta pequeña Sala tiene cuatro ventanales, que tienen vistas al Eresma y en el lateral opuesto al de los ventanales, un confesionario donde el rey podría confesarse u oir misa, puesto que este lateral linda con la Capilla. Hay un baúl grande de 3 metros por 0,50 metros labrado en madera, duramente carcomida, dos sillones a estilo de trono y dos cuadros muy antiguos. Un retablo-miniatura, que representa siete escenas de la vida de diversos Santos, adorna este mismo lateral. El friso que rodea la Sala tiene también trazado morisco.
Tocador de la Reina
Es de planta rectangular, más pequeña que la Sala del Cordón. El techo no tiene colores y todas las molduras, fajas, hojas, florones y adornos interiores de sus círculos, elipses y casetones, son de oro. No tienen relieve y son de azul ultramar.En esta Sala hay otro ventanal con la misma estructura que los citados en la Sala del Cordón. El friso también es de trazado árabe. Como dato importante, que omitimos en la Sala anterior, estas dos Salas tien en un desnivel de tres escalones, de 0,75 metros aproximadamente con relación a la Sala de Reyes.
Capilla
Se entra en ella por una reja de hierro de 5 metros de alta y 4 metros de ancha, coronado con un escudo de Castilla en chapa y un emblema con las iniciales «J.H.S.». Penetrando en la Capilla encontramos un tapiz rojo, muchos de cuyos semejantes fueron traídos por los peregrinos de Santiago de Compostela, que rodean la Sala. Es de planta rectangular, y la rodean bancos tallados en madera. En esta Capilla está una lápida del regidor de Segovia, D. Rodrigo de Tordesillas Cepeda; también existe otro sepulcro con una inscripción ilegible. Dos sillones con grabados del Rey y la Reina, se encuentran situados en el lateral izquierdo. Al frente hay un altar con un retablo que fue trasladado de la Santa Iglesia Parroquial de Viana de Cega, Diócesis de Valladolid. El retablo lateral también fue traído de dicha Diócesis. El primero presentaba escenas de la vida de Jesucristo y el segundo de la batalla de Clavijo. San Sebastián, Santa Agueda y el Apóstol Santiago. En el lateral izaquierdo hay restos de un arco románico para un altar, donde hay un crucifijo y dos taburetes. En la parte superior del lateral izquierdo hay restos de un arco románico para un altar, donde entra parte de luz a la Capilla. En la puerta que comunica esta Capilla con el Tocador de la Reina, fue al parecer, donde se inició el terrible incendio de 1862.Sala de Armas
Llamada también Armería, es sin duda donde se almacenaban las municiones y armas. Hoy día, es un verdadero museo; son un total de 14 las armaduras, junto con una de caballo y caballero. Varias alabardas de Alfonso XIII (1892) adornan la puerta de entrada a la Cámara del Tesoro, estancia circular bastante alta, donde hoy se guardan dos baúles de alrededor de 15 cerraduras cada uno, que servían para guardar las riquezas existentes en el Alcázar; también hay en esta Sala una prensa que se encontraba anteriormente en la Casa de la Moneda. En la Armería se encuentra una estupenda colección de escudos de madera de grandes dimensiones, cervatanas del siglo XV, pedreros, también de este siglo, bombardas del siglo XIV, morteros del siglo XVII y estandartes de Castilla, junto con bastantes bolaños de caliza y de hierro. Hay que destacar en esta Sala, la ballesta con las armas de Carlos V. Alrededor de toda la Sala hay muchas lanzas de diversas épocas que van desde el reinado de los Reyes Católicos hasta la última década del Colegio de Artillería.














Es un cuento de hadas una maravilla. Nos asesoraron muy bien, cogimos un taxis y donde primero fuimos fue por detrás al descampado a hacernos la foto de la parte trasera es impresionante. Luego volvimos en taxis y entramos imperdible la Torre. Vi un comentario aquí de la torre que no subieran los claustrofóbicos. Bueno, subimos dos claustrofóbicas y como si nada. La escalera no es tan estrecha y habían ventanas. Es una maravilla TODO.
ES-PEC-TA-CU-LAR. Increible construcción, impresiona muchisimo ver donde esta colocado y el perfecto estado de conservación en que se encuentra.
Una obra maestra. Fui el año pasado con mi novio y me encanto. Es un sitio muy bonito y con mucha historia detrás. La verdad es que está todo súper bien explicado. Las vistas del alcázar son impresionantes ya que dan a toda la ciudad de Segovia. La verdad es que repitiria unas cuantas veces.
Una obra de arte cuidada y restaurada con mimo. La entrada con guía y acceso a la torre cuesta 50€ para 4 personas. Aunque parezca caro, merece la pena incluir el guía ya que te sitúa en las diferentes épocas y reconstrucciones del Alcázar, hace un recorrido histórico resaltando la influencia de los reyes católicos y otros monarcas y otras curiosidades históricas. No hago spoiler porque la experiencia in situ es mejor. Aunque hay bastantes escalones para subir a la torre, las vistas desde arriba son impresionantes. Si vas en invierno verás la ciudad y la sierra de Guadarrama con nieve.